Migas de Tepito, motivo para visitar el barrio bravo

“No vayas a Tepito, es peligroso”. Eso es lo que siempre escuchamos. Para muchos Tepito es sinónimo de fayuca, ilícitos y asuntos relacionados con droga, pero es sólo una perspectiva. Quien lo ha visitado, sabe que la identidad cultural del barrio se conforma de elementos que van desde lo artístico hasta lo culinario. Este último punto se convirtió en motivo de visita. El objetivo: conocer un local llamado Migas “La Güera”.

Sábado, el reloj del metro Tepito marcaba las 12:17, la gente abarrotaba los pasillos, a cada paso sostenía mis pertenencias con fuerza. Tras unos minutos logramos salir a la superficie. Cientos de puestos trazaban una línea recta que parecía no tener fin. “¿Hacia dónde vamos?”, pregunté, “todo derecho” me contestaron.

Primera parada, un pequeño puesto de micheladas. Limón, sal, chamoy, dulce de tamarindo y salsas, había ingredientes para todos los gustos. Ya con cerveza en mano era momento de continuar el recorrido. No más de 10 minutos transcurrieron cuando nos detuvimos en un puesto de cd’s y no, no buscábamos el último éxito de Juan Gabriel, también vendían lo que se rumoraba ser el mejor pulque de la zona. La amabilidad de la señora que atendía el lugar hizo que probáramos de todo.

Cerveza, pulque ¿y la comida? cada vez más nos acercábamos más al objetivo, bueno, casi… El GPS fue inútil, los laberínticos pasillos de Tepito hacían de las suyas. A pesar de estar perdidos me sentía tranquila (culpemos al pulque). Recurrimos a la forma “análoga” de llegar a un sitio, preguntando. Unas cuadras después se leía en una pared roja “Migas La Güera”, ¡aplausos! habíamos llegado.

Mesas comunales colocadas en la calle, un grupo tocando cumbias a un costado y comensales en silencio, algo bueno estaba por suceder. Tras varios movimientos estratégicos logramos sentarnos. Una señora y su nieta del lado izquierdo y una familia del derecho eran la compañía.

“Tres migas con hueso y dos órdenes de sopes”. Debo confesar que la estética del platillo era de dudosa procedencia, así que me fui por lo seguro, los sopes. Gracias a la bondad de un compañero probé las migas. El plato contenía un caldo color anaranjado que resguardaba el ingrediente principal, grandes huesos de cerdo, todo acompañado por trozos humedecidos de pan duro. Vaya sorpresa que me llevé a la primera cucharada, ¡estaba realmente bueno!

Sope Tepito

Dos americanos, un chico de Monterrey, otro de Tijuana y una chilanga era la postal en la mesa. “Es como el McDonald’s de los mexicanos”, comentó el vecino de la derecha mientras reía. “Échele orégano, chile y limón” dijo la vecina del lado opuesto. Nos veíamos un tanto ajenos al lugar, pero al parecer ya están acostumbrados. Según su dueño José Luis Frausto, personas de todas partes del mundo visitan Tepito sólo por sus famosas migas, ¿será?

Éxitos cumbieros amenizaban la comida; “amor de mis amores, si dejaste de quererme…” retumbaba en mis oídos. La comida iba desapareciendo entre plática y risas. “Este plato es digno de Game of Thrones” dijo el chico de Monterrey. ¿Te imaginas a Jon Snow y the night’s watch echándose un plato de migas? Yo sí.

Después de la bomba calórica y el folklor mexicano en su máxima expresión era momento de salir del barrio bravo. Lentes de sol, calcetines, series de televisión, artículos de segunda mano, vimos de todo en nuestro camino de regreso. Estuve tentada a pararme, pero esquivar motocicletas y automóviles se convirtió en mi mayor distracción. Seguía la regla de oro en Tepito, “no camines detrás de los puestos”.

Una vez más abordamos el metro, pero esta vez mi actitud era diferente. Estaba tranquila y contenta por la experiencia. Logré dejar mis prejuicios a un lado y disfruté uno de los lugares más polémicos que existen en la Ciudad de México. Tal vez a la siguiente le entre a las carnitas, quesadillas, barbacoa o lo que se me ponga enfrente.

Ve a Tepito, ¡es delicioso!

 

Agradezco a @mexicanfoodporn por la imagen de las migas

 

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